Sin duda en los tiempos modernos se han acercado mucha gente en las montañas. La mejora en los equipos, los aparatos de posicionemiento, la cantidad de informaciión que tenemos alrederos, las redes sociales, Decathlon… Todo este conjunto de ítems han propiciado a que un grueso de población se adentre en los picos y parques naturales.
Hace un par de décadas quien quería ganar autonomía en alguna disciplina le suponía difícil acceder a como hacerlo, es más, le podía ser difícil conocer incluso que existían los denominados deportes de aventura, sino te lo explicaba un compañero o algun programo como «al filo de lo imposible».
Las montañas siempre han estado sinónimo de aventura, paraderos desconocidos, salvajes y riesgos objetivos evidentes. Como tambíen de valores muy humanos, compañerismo, superación y respeto.
Hoy en día, hay una gran cantidad de clubs, entidades excursionistas y empresas que nos dedicamos a esto, a que la población que por sus propios medios no podrian practicar, que si que puedan conocer el maravilloso mundo del montañismo con sus distintas disciplinas.
Todo esto nos evoca a nuevos retos, como la preservación de valores antes esmentados. Es evidente que nunca podremos revivir las sensaciones de aquellos aventureros pioneros, pero si que podemos transmitir el respeto por la montaña
